Ayer estuve presente en una constelación de Mercè. Estuve como representante, no constelé. Me entregué a sentir desde la barrera, que siempre mucho menos arriesgado. Pero ese es un tema mío y, seguramente como alguien me dijo una vez, tiene que ver con mis férreas resistencias a “desnudarme”. Lo cierto es que era la primera vez que iba a una constelación, movida por la curiosidad, las ganas de aprender y experimentar, pero sobre todo por la tentadora posibilidad de avanzar desde otra perspectiva hacia el autoconocimiento y la compresión del ser humano. Aún sin constelar, he descubierto una herramienta experiencial muy potente. Cargada de emoción en estado puro. Repetiré. Y cuando esté preparada, constelaré. Mercè es una acompañante perfecta, discreta, reflexiva, con recursos y miradas que te colman en el momento justo. Gracias a todos.
